Signos del Presente
- María Osorio Gómez
- 14 dic
- 5 Min. de lectura
Llevo semanas pensando en las posibles respuestas que podría tener la pregunta que nos convoca a este foro ¿Cuáles son los signos del presente? He leído, escuchado los autores referenciados en el módulo y he revisado con ojo atento mi propio presente. Me ha costado mucho llegar a las posibles respuestas, y si pudiera representarlas gráficamente lo haría como una espiral que en cada giro encuentra una nueva categoría, pero que hace parte del todo.

La Figura 1 representa gráficamente lo que considero los signos del presente, y al igual que en las matemáticas, el orden de los factores no altera el producto, ya que hacen parte de un todo, y ese todo es el presente. Sin embargo, para poder explicarlos lo iré haciendo categoría por categoría.
Neoliberalismo: el modelo político del presente
En palabras de Duménil & Levy, “el neoliberalismo es una etapa del capitalismo, la última hasta la fecha, cuyo rasgo principal es el reforzamiento del poder y de la ganancia de la clase capitalista. Una cuestión de instituciones financieras y de clase” (p. 2). En la fase anterior del capitalismo, la industria era la prioridad, fue así como las políticas estatales y mundiales establecieron todo un marco de protección para este recurso, y los dueños de este. Fue ahí valiosa la acción de los sindicatos, colectivos, partidos y demás acciones conjuntas que protestaban y exigían un marco de derechos y garantías para las y los trabajadores. Entonces, el Estado empezó a cumplir unas funciones proteccionistas de las economías nacionales. Pero, los tiempos cambian y con ellos, el mercado y sus principios. Es por esto que, en los tiempos presentes, el capital no está en la industria, sino en el mundo financiero.
Aunque el neoliberalismo parte de una teoría económica, como lo es el capitalismo, la historia nos ha demostrado que se aplica como ideología política y de acción. En palabras de Rodríguez Araujo (2015) “el neoliberalismo es mundial o casi mundial, como modelo político impuesto por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco Mundial, principalmente a los países del Tercer Mundo (aunque no exclusivamente)” (p. 114) Esto llevo a los países a aceptar las condiciones de estas dos entidades financieras, las cuales están encaminadas a eliminar los obstáculos que puedan encontrar el flujo de mercancías y de dinero.
Capital Financiero: el modelo económico del presente
De nuevo, citaré a Duménil & Levy quienes retoman lo propuesto por Hilferding (1970),
El capital financiero es ese dispositivo en el que el capital de financiamiento es acumulado por los bancos y puesto a disposición de las empresas. (…) El capital financiero no es un sector financiero que se oponga a un sector no financiero como se cree a menudo. El capital financiero es el gran capital; la banca es uno de los elementos del dispositivo que permite a los grandes capitalistas, a los «magnates», controlar las grandes empresas del sistema productivo (p. 6).
Este cambio de capital, como se explico en el apartado anterior, no necesita un Estado proteccionista, por lo tanto, una lucha social y sindical no puede exigir derechos. Este modelo económico gesta un Estado debilitado sin instrumentos de regulación para un mercado globalizado. ¿Cómo controlar, regular, ponerle limites a la entidad a la que le debo dinero? No es posible. Podríamos pensar que esto elimina la razón de ser de los Estados sociales de derecho, pero… En palabras de Zemelman (2019) “el capitalismo no está negando a la democracia, pero sí la esta transformando de conformidad a sus propias necesidades” (p. 365). Es decir, moldea el Estado, la democracia, las formas de ver y hacer el mundo a las necesidades del capital financiero, que no son las mismas necesidades del capital industrial, por qué el financiero no necesita que lo protejan, su necesidad principal es que lo dejen fluir, que le permitan fingir inflaciones, depresiones, éxitos y perdidas.
Tiempo: Intoxicados, turbios y contaminados
Uno de los principales signos del presente es el tiempo en el que nos encontramos, cuando empece a leer el libro de González González (2022), pensé inmediatamente que lo que allí se planteaba era la más exacta cartografía del presente.
Compro, luego existo, es la gran intoxicación de la humanidad, junto a sus tiempos, compro a plazos, disfruto ya y quedo endeudado con el sistema, clásico lenguaje del poder cuyas semánticas comprendemos, pero no logramos obturar. (p. 68)
Es quizá, la síntesis de las categorías anteriores. El neoliberalismo y el capital financiero sólo permite ver el tiempo como crono, es decir, de manera lineal o industrial. Donde el tiempo vale oro, y aquí el capital, como vampiro, no sólo sobrevive chupando al trabajador, parafraseando a Marx, sino que también absorbe su tiempo y le pone precio a cada minuto. Entonces, la productividad, el éxito son la meta que nunca se alcanza.
Pero, se pregunta usted lector, qué tiene que ver la productividad y el éxito con la intoxicación, lo turbio y lo contaminado. No es sencillo, pero intentaré explicarlo, tal y como lo entendí. ¿Qué es una intoxicación? Según la Real Academia Española, es la acción de intoxicar, lo cual a su vez significa, infectar con tóxico. Es decir, si tengo un río y en medio de su cause ubico una hidroeléctrica, entonces, contamino, intoxico, vuelvo turbia sus aguas. Al hacerlo, el río ha dejado de ser un ecosistema vivo, que es hogar, alimento, vida, forma, sustento, paisaje, frontera, camino, etc., para convertirse en dinero, para unos pocos y, por lo tanto, deja de ser diverso, para convertirse en una única cosa, cumple una única función. Eso lo intoxica, lo mata. Lo mismo sucede con nuestro tiempo, lo hemos convertido en una sola cosa, en dinero.
Emprendedor(a): como sujeto del presente
Cuando nuestro tiempo es únicamente crono, es imposible compartirlo, verlo y sentirlo de maneras distinta al tiempo en el que se trabaja, se produce o se es exitoso. Un éxito que no se construye en colectivo, sino que es producto del “emprendedor”, de aquel que se labra su carrera con esfuerzo, perseverancia, sacrificio, superación y, ante todo, una actitud positiva.
Por qué las redes, los medios y el mundo se ha llenado de historias de valientes que han construido fortunas con su espíritu de emprendedores, con el sacrificio y el talento, porque lo merecen o eso nos hacen creer; por eso, «al mal tiempo, buena cara».
[La] Economía de mercado que se acompaña de posturas que enfatiza la eficacia (sic) aunque cortoplacistas, dando lugar a un fuerte individualismo que mutila las posibilidades de que surjan colectivos; individualismo que más allá de su conformidad permanece inerme en sus situaciones de desventaja. El mismo concepto de futuro se reduce a la idea de oportunidades intervinientes, a una capacidad del sujeto que se reduce a comportamientos de movilidad social individual (Zemelman, 2019, p. 364).
El presente que se nos muestra, es un presente a corto plazo, mediado por el capital financiero, donde al parecer lo único que importa es lo que gane con mi propio tiempo y esfuerzo. Sin embargo, siempre existen otras formas, otros tiempos y otras salidas. Queda los Kairós, la construcción colectiva, el ocio, los sueños y los mundos posibles.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Duménil, G. & Lévy, D. (s/f). UNA TEORÍA MARXISTA DEL NEOLIBERALISMO. Fernández Criado, J. M. (trad.) Marxismocritico.com. Recuperado el 2 de diciembre de 2025, de https://marxismocritico.com/wp-content/uploads/2011/10/una_teoria_marxista_del_neoliberalismo.pdf
Rodríguez Araujo, O. (2015). Política y neoliberalismo. Revista Mexicana De Ciencias Políticas Y Sociales, 41(166). https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.1996.166.49497
Zemelman, H. (2019). Aspectos básicos de la propuesta de la conciencia histórica (o del presente potencial). IPECAL https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/bitstream/CLACSO/168967/1/Aspectos-Basicos-epistemologia.pdf



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