UN LLAMADO A TOMARNOS MÁS FOTOS
- María Osorio Gómez
- 30 may
- 2 Min. de lectura
Esta semana mi hija, que se encuentra en cuarto de primaria, llegó muy emocionada pues en clase de español estaban aprendiendo lo que era una biografía y como ejercicio debían presentar la vida de alguien.
Ella: Tengo que hacer una exposición de una biografía de alguien famoso, la profe dijo que no podías ser tú. (carita triste)
Yo: Estoy muy de acuerdo con la profe. Bien, y has pensado en alguien.
Ella: No, pero debe ser una mujer. Obviamente.
Yo: Ummm bueno, si quieres revisamos los libros de biografías de mujeres que tenemos y eliges una.
Procedemos a buscar, y empieza, pero debe estar viva y si mejor es colombiana. Así que paró de pasar las páginas y la miro con cara, niña no me haga perder el tiempo. Ella se ríe y dice, ya sé: Voy a hablar de la Tigra. Para quienes no la conocen, es Adriana Lizcano.

Así que procedemos a buscar información de ella, lo vital de una biografía. Dónde y cuándo nació, qué profesión tiene, dónde vive, qué hace. Y es aquí donde empieza a ponerse como culebrero el camino.
Si usted pone Adriana Lizcano en el buscador encontrará la información básica de ella y de Edson Velandia. Pero, este escrito no es sobre lo que yo pensé y mi idea feminista de la vida y obra de una mujer. Este post se trata de lo que ella descubrió y lo que me llevó a pensar.
Al tener los datos básicos para la biografía, y ver un par de vídeos donde Adriana habla, en especial del proceso de la Batucada Guaricha, ella estuvo lista para hacer su presentación.
Ella no es de carteleras, prefiere usar Canva, así que tuvo que esperar un día para saber si la profesora le recibía la presentación digital.
El miércoles en la tarde se sentó, manos a la obra. Mis aportes siempre son gramaticales, ella tiene mejor gusto estético que yo. Sin embargo, esta vez presentó un problema.
Su queja era:
Ella: ¡Mamá! No encuentro una foto de Adriana donde este sola y se vea completa.
Yo: Como no, muestre.
En efecto, si esta sola es borrosa, como cuando le tomas pantallazo a un vídeo. Lo bueno es que pudimos editar la imagen y ponerla sola, en un fondo de rosas que mi hija ya tenía listo.
Mientras ella seguía haciendo su presentación, yo pensaba en todas las veces que me niego en tomarme una foto, y no es que piense que alcanzaré la fama de Adriana algún día, pero sí sería lindo que mi foto estuviera en la mejor calidad si algún día me buscan.
Mientras pienso en este texto, recuerdo lo difícil que ha sido a veces encontrar la foto de una autora, para la sección de poesía áxida. Recuerdo que las autoras parecen eternamente jóvenes en sus pocas fotos, no importa si Dulce María Loynaz vivió 95 años, sus principales fotografías son mientras estaba joven.
Entonces, para concluir, tómese esa foto, no sabemos si algún día una niña o niño la necesita para hacer su tarea y contarle a sus compañeras y compañeros de colegio que usted estuvo viva.
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